lunes, 30 de mayo de 2011

Oración para cuando estoy desempleado

Señor, Tú conoces las responsabilidades que tengo por cumplir. Sabes que necesito cubrir unos gastos, que hacen falta recursos en mi hogar y que tengo fuerza de trabajo para traerlos; pero, también, sabes que ahora no tengo un empleo que me dé estabilidad económica. Te piso que me ayudes a seguir buscando, que abras puertas a mi paso, que me regales palabras y actitudes propicias para encontrar pronto un empleo digno en el que pueda, también, desarrollar mis potencialidades.




Dame un empleo en el que además de la remuneración económica me sienta feliz de lo que hago, en el que tenga en el corazón la certeza de estar ayudando a construir tu reino. Dame un trabajo para poner mis manos, mi mente y todo mi ser a tu servicio. Dame un trabajo que me ayude a llevar el pan de cada día a nuestra mesa. Dame un empleo que me haga regresar feliz a mi casa después de la jornada. Dame, Señor, un corazón dispuesto a desacomodarse, un corazón valiente para no desfallecer cuando aparezcan las dificultades, dame un corazón agradecido y un corazón que no se deje vencer por los no que me dicen. Dame paz para no dejarme angustiar  por la situación que estoy atravesando, soy como los hombres que viajaban en el desierto, algunas veces levanto mi voz en tu contra, alguna veces soy caprichoso y quisiera que todo me lo resolvieras ya y según mi deseo; por eso te pido que me mires y me trates con igual amor que a tu pueblo, comprende, Señor, que no es fácil asumir este sentimiento de importancia y que la rabia me ciega muchas veces, que me duele ver a mis hijos padecer y no tener cómo suplir sus necesidades; pero aquí estoy caminando y hacia la tierra que mana leche y miel, pero te pido que mientras llego me tengas paciencia, Señor, y me regales también mucha en el corazón.

Sé que pronto, y cuando la cosecha está lista, Tú me dejarás recoger los frutos abundantes de tu amor. En medio de la dificultad te alabo y te bendigo, porque confío en Ti, porque creo en tu justicia y porque sé que nunca abandonas a tus hijos amados. Gracias porque te siento más cerca que nunca.

Amén.

Fuente: Padre Alberto José Linero Gómez / Eudista